Las Galerías Pacífico dan la bienvenida al nuevo mural “Volver a vivir” del artista plástico Ariel Godoy, quien muestra con su sensibilidad, esta obra que ilumina el espacio público, a través del color y de su sutil pincelada, mientras ubica y despierta la mirada del espectador.
Se inaugura junto a una exposición de cuadros que el pintor ha realizado en estos últimos años.
Nacido en Entre Ríos, se gradúa en Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Rosario y es desde el 2006 comienza a transitar los caminos de la pintura.
En 2019 recibe la invitación para exponer individualmente en la Galería Argentina en la Embajada Argentina en París.
A esta exposición la llamó “Aguas Bravas”, traducción de la lengua chaná del lugar de su nacimiento, Nogoyá.
Su pintura se destaca por el color. Su obra pareciera transcurrir por la abstracción que no escamotea encontrarse con imágenes, a la manera de los surrealistas. Pinta por sectores a modo de escenas inconclusas, que llaman al espectador a acercarse a su obra, en un intento de descubrir alguna imagen posible y así se encarga de mostrar lo visible y lo invisible en su producción. Su pincelada pinta y dibuja con trazos singulares que por momentos se acercan a la diversidad y deja algunos blancos sin cubrir, que dan lugar a la intervención del espectador, con quien dialoga.
Al mirar la obra de Ariel Godoy y al escuchar hablar de la misma, recordé una frase del psicoanalista francés Jacques Lacan en relación a la obra de arte: “El cuadro, desde luego, está en mi ojo. Pero estoy en el cuadro. Lo que es luz me mira, y gracias a esa luz en el fondo de mi ojo, algo se pinta”
En su mural Ariel Godoy se sirve de un amplio espacio y por la fuerza de su color parece seccionar a modo de un collage en superficies geométricas, que pinta a partir de los colores primarios. La sensibilidad de su mirada y su pincel da a ver a veces espacios más pequeños, algunos a modo de hendiduras, con escenas difusas, figuras incompletas, que intenta dibujar con el pincel con bordes difíciles de trazar que sin embargo marcan superficies que quedan en parte veladas.
Ariel Godoy considera como su maestro a Horacio Politi y encuentra también en su pintura la enseñanza de Torres García.
Su taller se halla ubicado en La Boca. A través de la ventana de su estudio, que fuera el del artista Fortunato Lacámera, mira su barrio y se incluye en la vecindad de quienes lo habitan.
En las obras de Ariel Godoy se encuentra “Lo maravilloso” de los surrealistas: la imaginación, el azar, lo enigmático, lo desconocido, lo fantástico, se hallan en su virtuosidad.
Las Galerías Pacífico, un edificio construido en 1886, estuvo ligado desde sus inicios a las artes. Funcionó como la primera sede del Museo Nacional de Bellas artes.
A partir de 1945 el Estudio de los arquitectos José Aslán y Héctor Escurra realizan un proyecto de remodelación, que tiene la importancia de incorporar el muralismo moderno al espacio arquitectónico, que ya había comenzado y continuó desarrollándose en varios edificios emblemáticos en Argentina.
Los pintores invitados para realizar los primeros murales fueron: Juan Carlos Castagnino, Antonio Berni, Lino Eneas Spilimbergo y Manuel Colmeiro, quienes habían colaborado en el mural realizado por el mexicano David Alfaro Siqueiros.
Las Galerías Pacífico son intervenidas y ampliadas por el arquitecto Juan Carlos López y Asociados, quien extiende su área comercial e incorpora nuevos murales que dan lugar a artistas argentinos de la importancia de Carlos Alonso, Rómulo Macció y Josefina Robirosa.
No puedo dejar de recordar la calle Florida como un lugar de privilegio para el desarrollo del arte, que junto a las Galerías Pacífico y a las vidrieras de Harrods con “El arte en la calle” dieron lugar a intervenciones de los artistas a modo instalaciones. Se sumaban en este recorrido otras galerías como Van Riel, Galatea, una gran librería con una sala de exposiciones y a la cercanía de la emblemática Galería Bonino. La confitería Jockey Club en Florida y Viamonte reunía ya antes de los 60 a pintores como Juan Batlle Planas y a escritores surrealistas, entre quienes podemos nombrar a Enrique Molina, Alberto Girri, Olga Orozco, junto a tantos otros, como Juan Jacobo Bajarlía y en los comienzos de la joven Alejandra Pizarnik, junto al psicoanalista Enrique Pichón Riviere, quien en ocasiones también participaba. Reunidos en el copetín del sábado al mediodía, se escuchaban sus charlas apasionadas y el humor que iluminaba estos encuentros mágicos.
El mural de Ariel Godoy renueva y actualiza la presencia del Arte en la calle Florida y nos invita a recorrer Las Galerías Pacífico una y otra vez.
Giselda Batlle / Psicoanalista
Co-directora junto a Rolando Schere del Archivo Batlle Planas.