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Jue a Lun y Fer 12 a 20hs. Mie a 21hs. Mar cerrado
Del 26 de Julio al 22 de Octubre de 2012 - Inaugura: 19hs - Entrada: $ 30.- Mie $ 15.-
A diez años del fallecimiento de Víctor Grippo (1936- 2002), Malba - Fundación Costantini recuerda con una exposición homenaje a uno de los más grandes artistas argentinos, reconocido hoy internacionalmente como uno de los creadores más originales y significativos de la historia del arte contemporáneo del siglo XX.
A través de un recorte puntual de su producción, la exposición propone un recorrido por la faceta más utópica de Grippo, su concepción del artista como agente de transformación social. Grippo eligió el arte no como una actividad, sino como una forma de vida. Ese estado interior le proporcionó una cosmovisión y una libertad desde donde conmover y transformar todo a su alrededor. Fue un artista apasionado con la realidad social, de gran compromiso ético, por eso el eje de esta muestra es el proceso y la transformación del hombre en la fundación de comunidad.
Este universo de Grippo está presente en una selección de 20 obras antológicas, con objetos, instalaciones, obras en proceso, cajas y ambientaciones reconstruidas especialmente para esta exposición. Se destacan las obras históricas Todo en marcha (Índice del movimiento general de los seres y las cosas) (1973), Alguno oficios (1976), Naturalizar al hombre, humanizar a la naturaleza (1977), La papa dora la papa, la conciencia ilumina la conciencia (1978) y la ambientación de gran formato La intimidad de la luz en St. Ives. De un lado y del otro, construida en 1997 en la Tate Gallery de St. Ives, en Inglaterra. También sus célebres series Cercando la luce, Anónimos y las piezas Vida, Muerte, Resurrección (1980) y La comida del artista (1991), de la colección de Malba.
La forma y el contenido de su obra se constituyen a partir de varios campos de interés: la química, la literatura, la música, la filosofía, la alquimia -a través del valor central que le otorga a la transformación de materiales, objetos e imágenes-, y el gusto por los paradigmas de la ciencia.
“En cada entrega de símbolos Grippo ponía en el universo un rastro de sentido, una huella, una pregunta. Procesos cifrados en objetos domésticos o en series alquímicas o en la mesa del carpintero. Interesado en los procesos, se sabía constructor de sistemas, estructuras y juegos de tiempos, y trayectorias de emociones estéticas y de pensamiento que curvaban el espacio y se deslizaban sobre la materia, ampliando nuestros cuerpos, nuestros sentidos, nuestras conciencias”, escribe Marcelo Pacheco, curador en jefe de Malba, en el texto introductorio del catálogo editado especialmente para la ocasión. La publicación, de 86 páginas, cuenta también con un ensayo de Adriana Lauria, una biografía del artista y la reproducción color de las obras representadas en la exposición.
En palabras de Pacheco: “Paso a paso, Grippo envuelto en los ensueños y los desencuentros de su Buenos Aires, se preparaba para el acto mítico de fundar una comunidad que hiciera de la Argentina una tierra de cosechas y de afectos, de lazos amorosos y de convivencias en libertad, lejos de sus luchas y de sus impulsos por domesticar lo diferente, lo desconocido, lo inadecuado. Grippo tenía fe en la redención, creía en un nuevo origen donde los habitantes del fin del mundo, rodeados de la mayor de las violencias, pudieran sentirse maravillados frente a la generosidad de la tierra y, juntos, vieran la potencia de la naturaleza haciendo explotar la perfección de cuerpos geométricos sellados”, reflexiona.
Una retrospectiva
En 2004 Malba organizó Víctor Grippo. Una retrospectiva. Obras 1971–2001, una de las exposiciones más completas dedicadas al artista, curada por Marcelo E. Pacheco, curador en jefe de Malba, que abarcó obras desde 1971 hasta 2001, con un total de 85 piezas. Esta retrospectiva significó un claro reconocimiento al artista en su país y también en el exterior, ya que la exposición se presentó al año siguiente en Estados Unidos, en el Miami Art Center (MAC). En aquella ocasión Malba también editó un catálogo que se convirtió en la publicación de referencia del artista, con un vasto repertorio documental de imágenes de sus obras.
A casi ya diez años de su gran retrospectiva en Malba, y gracias a la generosidad de Nidia Olmos de Grippo, esta exposición servirá una vez más para confirmar la dimensión de Grippo en la escena local, regional e internacional, tanto para el público de entonces como para una nueva generación de jóvenes que tal vez no haya tenido oportunidad de acercarse todavía a sus obras.