Av. San Juan 350
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Tel 011 4361-6919
Mar a Vie 11 a 19hs. Sáb, Dom y fer 11 a 20hs.
www.museomoderno.org [email protected]
Del 08 de Marzo al 02 de Abril de 2014 - Inaugura: 12hs - Entrada: $ 10.- Mar gratis
La exposición, en una de las salas del primer piso del Museo, permite recorrer una gran instalación, que incluye esculturas y objetos de producción reciente de la artista.
“En sus obras se evidencia cierto caos abismal, la voluntad deliberada de un hacer que desconoce de reglas. Hay bocetos –y ciertamente muchas anotaciones mentales- sobre el objeto, pintura o construcción a realizar. Dibujo o arcilla, no importa el medio, lo que se verifica y puede adivinarse es el arrojo en volcar algo que no se dirá con palabras pero que se encuentra latente, como en la intención de atrapar un momento y congelarlo, o más bien de dibujarle la cara a una espera electrizante”, expresa la curadora invitada de la exposición, Patricia Rizzo.
Allí están las páginas de piedra, las máscaras y los animales de cerámica. Los diversos personajes y objetos de las instalaciones de la artista conforman un extraño universo con leyes propias. “Un ratón tiene la misma importancia en la historia que un humano, un pájaro o un libro, y de alguna manera se van potenciando mutuamente; una chica que se esconde como un ratón, un ratón que se disfraza de chancho, un perro que se disfraza de humano”, indica Pierpaoli. La cosmogonía de seres y objetos, además, incorpora de alguna forma en su obra una espiritualidad pagana.
Tomando la producción de la artista en conjunto se observa que “las imágenes, evocadoras, tienden a desplazarse desde la escena formal hacia un tono que exalta las situaciones latentes, los efectos teatrales, el impacto estético y narrativo, y el factor ilusorio”, señala Rizzo.
Son varios los materiales a los que suele recurrir la artista: la cerámica, el oro, el bronce, el óleo. Todos cargados de una rica tradición dentro de la historia del arte, pero que en el marco de su producción pierden sus connotaciones tradicionales y funcionan como contrapunto de cierta oscuridad de la imágenes que propone. La mayor parte de los trabajos de la presente exposición son cerámicas.
“La cerámica como práctica debe ser una de las artes más antiguas y más simples de la humanidad, en su máxima intimidad se podría resumir como barro y agua. El resto de mis materiales mantiene en cierta medida una austeridad similar, de todos modos soy consciente que el oro, el bronce y el óleo cargan con el peso de la historia, pero a la vez siento que en mis obras ese mismo peso se desvanece, y la monumentalidad del óleo o del bronce quedan marginadas a un segundo plano, desperdiciándose o escurriéndose en una cabeza o unos pelos, y el humor va ganando lugar sobre la oscuridad que podría desprenderse de mis imágenes”, explica Pierpaoli.
Su obra pervierte sutilmente, perturba nuestras referencias habituales. Y los simbolismos con los que compone cada imagen constituyen una reafirmación de su condición de artista.
ENTREVISTA REALIZADA A DÉBORA PIERPAOLI POR EL MUSEO DE ARTE MODERNO DE BUENOS AIRES.
- Se puede pensar que tus instalaciones plantean objetos con sus propios modos de exhibición en vitrinas o mesas. ¿Es una referencia a la historia del arte, del coleccionismo o, por el contrario, aluden a una condición de objeto decorativo que podría hallarse en un ámbito más cotidiano, como una casa?
- La bordes que separan mis obras y sus soportes se disuelven fácilmente en mis producciones, en todos los casos se genera un objeto alterado que conserva un cierto parentesco con su original, pero de un carácter subversivo que anula su funcionalidad. Las distintas relaciones que se establecen entre las cerámicas y sus contenedores las sitúa en lugares intermedios entre los dioramas de los museos, lo decorativo y lo utilitario.
- Representás animales, máscaras, libros. ¿Cómo surgen estos motivos?, ¿tienen algún punto de referencia común?
- Los distintos personajes que habitan mis instalaciones van conformando una cosmogonía extraña y bizarra, donde la competencia entre los distintos órdenes se pierde; por consiguiente, un ratón tiene la misma importancia en la historia que un humano, un pájaro o un libro, y de alguna manera se van potenciando mutuamente; una chica que se esconde como un ratón, un ratón que se disfraza de chancho, un perro que se disfraza de humano. El libro sigue funcionando como la mejor manera de contener un relato. Esta larga historia que fueron construyendo mis distintas obras logró sintetizarse nuevamente en un objeto de uso cotidiano como los libros. Mis libros de cerámica funcionan ahora como funcionó la pintura en otro tiempo dentro de mi proceso de trabajo, como el lugar en el que la historia sigue siendo contada.
- En tus trabajos hay cerámica, oro, óleo, bronce, como un compendio de materiales tradicionales de la historia del arte. ¿A qué se debe su elección?
- La cerámica como práctica debe ser una de las artes más antiguas y más simples de la humanidad, en su máxima intimidad se podría resumir como barro y agua. El resto de mis materiales mantiene en cierta medida una austeridad similar, de todos modos soy consciente que el oro, el bronce y el óleo cargan con el peso de la historia, pero a la vez siento que en mis obras ese mismo peso se desvanece, y la monumentalidad del óleo o del bronce quedan marginadas a un segundo plano, desperdiciándose o escurriéndose en una cabeza o unos pelos, y el humor va ganando lugar sobre la oscuridad que podría desprenderse de mis imágenes.
- Se percibe en tus obras cierto extrañamiento, una atmósfera de seres y objetos misteriosos, de un carácter incluso ritual. ¿Podrías comentar algo más al respecto?
- Esta cosmogonía de seres y cosas incorporan en cierto punto una espiritualidad pagana. De todos modos existen, como en las distintas religiones, ciertos ritos o acciones que podrían llegar a definir mi trabajo. Existe un secreto, una culpa y una plegaria que conviven simultáneamente, y lo trascendental se resuelve de una manera inesperada, a veces trágica, a veces cómica.