Magda Frank (1914- 2010) nació en Transilvania. Su vida transcurrió de manera cíclica entre París y Buenos Aires. Este recorrido determinó una composición espacial que, en la intimidad de la talla directa, establece la divergencia del bloque que se enreda-desenreda. Esta unidad aparente se sitúa en la fractura de una línea que vuelve sobre sí misma. Es decir, entre la recta y la proyección del vacío.
Las esculturas de la artista irrumpen en el espacio de manera arquitectónica, inspiradas en las formas del pasado americano, vinculando trayectos del pasado al presente. La corporalidad del material prevalece en la axialidad y en el uso de perpendiculares donde se afirma la referencia a lo humano. Profundamente marcada por las atrocidades de la II Guerra mundial y el Holocausto, supo convertir su memoria y dolor en rememoración que habita cada una de sus piezas, transformando en presencia las ausencias. En Parejas (1967) o Parejas concebidas (1967), la artista desdobla el bloque en dos, conformando una unidad indisociable. Tensiones que se resuelven en el rechazo entre apariencia y realidad.
La comprensión de la obra de Pablo Curatella Manes (1891-1962) debe enmarcarse a la inversa de Magda Frank, de su Buenos Aires natal a París.
Los objetivos del artista se colocan lejos de las intenciones de reproducción de mundo: se encuentra bajo la influencia de las nuevas síntesis figurativas. En este sentido, elabora la individualidad de los planos utilizando diferentes contornos: la curva o la recta. La bifurcación del trayecto escultórico promueve que el artista problematice sobre la línea cubista que tiende a la geometrización o sobre el dinamismo del contorno de las figuras que se desplazan en la aparente velocidad. En ambos casos hay una ruptura que permite la reescritura de formas, desarrolladas en la articulación biomórfica de la escultura. De esta manera y acentuando los contrastes de valores antagónicos, que oscilan entre lo cóncavo-convexo en Las tres Gracias (1929) y lo recto-curvo en Ninfa recostada (1922), se promueve una resolución formal que interactúa dentro de diferentes temáticas entre lo cotidiano, lo clásico o lo típicamente criollo.
El interés por la figura proyectó un camino inverso a las tendencias miméticas, desarticulando direcciones establecidas hacia el planteo de una nueva forma.
El desplazamiento (re-territorialización) en la vida de ambos escultores marcó enteramente la elaboración de sus obras. El recorrido que se estipula en sus piezas es el movimiento al que ambos artistas nos invitan a continuar en la cadena de nuevos acontecimientos.