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Juan Ramírez de Velasco 1287 [mapa]
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Próximamente

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Leandro Erlich

Del 26 de Junio al 20 de Julio de 2019 - Inaugura: 18hs  - Entrada: libre y gratuita

 
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En esta muestra el artista abre una puerta hacia su pasado y proceso creativo: por primera vez desde su adolescencia, Erlich exhibe pintura al óleo, un medio que formó parte de su desarrollo como artista. 
 
"El título de esta muestra, Próximamente, refiere al anuncio que suele anticipar la proyección de una película pero, también apela a la cercanía de algo aún no cumplido, latente, próximo”.

TEXTO DEL ARTISTA

 
Nobody knows anybody. Not that well”
Miller’s Crossing, Joel y Ethan Coen, 1990
 
TODA SIMILUTUD CON HISTORIAS O PERSONAJES REALES ES PURA COINCIDENCIA
 
Frases como esta suelen anteceder la proyección de una película, no tanto para direcciones la interpretación del film, sino para deslindar de responsabilidades legales a los autores.
Imbuido en el espíritu de este tipo de aclaraciones preliminares, en esta ocasión, debería expresar que:
 
Las pinturas en esta exhibición están basadas en fotografías de mis instalaciones. Los títulos de las películas (ficticias) no están asociados al concepto original de dichas obras. Estas pinturas al óleo son, de hecho, mas bien retratos del proceso creativo en sí: El acto de elaborar algo nuevo, de contar una historia diferente, de pintar una cosa encima de otra.
 
Mi trabajo no suele ser autorreferencial y tampoco (creo) que mi obra señale mucho sobre mi vida personal pero, mientras me preparaba para “LIMINAL” (una muestra antológica en MALBA, la más ambiciosa que he realizado en Argentina), me encontré pensando en la adolescencia y el caldo que me supo cultivar.
 
El título de esta muestra, “Próximamente”, refiere al anuncio que suele anticipar la proyección de una película pero, también, apela a la cercanía de algo aún no cumplido, latente, próximo.
 
La adolescencia es desordenada y excesiva, una suerte de lava en la que fluimos. Si somos afortunados, llegamos a tierra firme en algún momento después del ardor de varias epopeyas, batallas y una docena de personajes (propios y ajenos).
 
La mía ocurrió entre imágenes, películas y pinturas al óleo, los medios en los que me movía con mayor fluidez.
 
Fue en la casa del barrio de Florida primero y Belgrano después, que miré miles de películas en VHS, siempre rodeado por la arquitectura de mi padre. Estas casas constituyeron el territorio literal de mi vida, pero las películas ambientaron su paisaje real, como una escenografía, en la que vivían Hitchcock, Woody Allen, Allan Parker, Sam Peckinpah, Cóppola, los hermanos Coen, Antonioni, Chaplin, Visconti, Fritz Lang.
 
Dentro del cine no había límite, solo experiencia en la que me sumergía al regresar del colegio.
En los años 80’ comenzaron a abrir en Buenos Aires los video clubes. Recuerdo estar de pie delante de las cajas de VHS que se perfilaban en grandes estanterías: mis ojos recorrían las tapas y sus títulos durante largo tiempo. Era un lugar pequeño que prometía y frustraba, un buen rincón para estar solo pero acompañado.
 
Las tapas anticipaban historias que se revelaban, luego, en el televisor. Sin embargo, esas imágenes al igual que un póster, encendían la imaginación y la curiosidad al tratar de anticipar las historias.
 
Fue también en un vídeo club, a los 13 o 14 años, que sentí creerme al borde de un gran descubrimiento (un poco como Tim Robbins con su hula-hula en El gran salto) y empecé mi propia pyme al inaugurar el servicio de delivery para el video club de mi barrio. “No hace falta que me paguen”, les dije a los dueños, “con las propinas de los clientes me alcanza”.
 
Pedaleaba por todo Florida con casetes VHS en la mochila pero, al poco tiempo, otros habían tenido la misma idea, aunque incorporaban el valor del delivery en el precio del alquiler y, cada vez, las propinas fueron menores. Por último, tuve un accidente menor con la bicicleta y mis padres me prohibieron continuar con mi empresa. Entonces volví a la espiral hipnótica de ver y aprender.
 
El artista escocés Andy Goldsworthy ha dicho que su escuela de arte no fue la academia sino la playa. La mía fue la videocasetera.
Cuando no estaba mirando películas, pintaba al óleo. Me tomaba muy en serio esa actividad, me encantaba y pensaba dedicar mi vida a la pintura. A los quince años, me consideraba un artista profesional y, más específicamente, un pintor.
 
Hoy me da un poco de vergüenza recordar el arte que produje y mis ideas al respecto, de la misma manera que la adolescencia en sí es vergonzosa, afiebrada y explosiva. Pero mis cuadros, en su mayoría perdidos o escondidos, fueron otro caldo de cultivo: una suerte de lava en la que me movía y experimentaba.
En “Otras inquisiciones”, Borges, explora el trabajo inspirado por la obra de otro “Cada escritor crea a sus precursores. Su labor modifica nuestra concepción del pasado, como ha de modificar el futuro”
 
En ese sentido, me ha divertido la idea de inspirarme en mí mismo como si yo fuese otro. Y es que, muy a pesar nuestro, el tiempo se ocupa de convertirnos en otro y, finalmente, en una sola vida terminamos siendo una multitud.
Entonces, dado que entre todos estos personajes siempre habrá otro, ¿no puedo ser yo también mi propio precursor?
 
Justo cuando mi familia cambió Florida por Belgrano, llegó el DVD con sus cajitas delgadas y elegantes, relegando los torpes casetes VHS y sus ruedas de plástico al olvido.
Los video clubes empezaron a rifarlos y mi padre, un gran cinéfilo, los empezó a comprar para así terminar con una videoteca personal de más de mil títulos.
“Próximamente” ofrece una pequeña réplica de nuestra colección, la que nutrió mi soledad durante años.
 
Cuando empecé a desarrollar esta muestra, mi padre confesó que había tirado toda su colección unos días antes. “Y sí”, me dijo, “me harté y pedí un volquete”. Más de mil películas a la basura. Sólo en el cine se podrían cruzar tan de cerca el acto de destruir y el de preservar.
 
Leandro.
Junio 2019
 

ARTISTAS PARTICIPANTES

  

Leandro Erlich

Nací en 1973 en Buenos Aires.

Viví en EE.UU y en Francia. Hoy vivo y trabajo entre Buenos Aires y Montevideo.

 

Recibí becas del FNA (1992) y de Fundación Antorchas (1994-95). Participé en decenas de muestras individuales y colectivas en el país y el extranjero: HOW Art Museum (Shanghai, 2018), MORI Art Museum (Tokyo, 2018), Neuberger Musuem of Art (Nueva York, 2017) MUNTREF (Argentina, 2016), MALBA (Argentina, 2015), GLOBALE ZKM, Karlsruhe (Alemania, 2015), Museum of Modern and Contemporary Art of Korea (Corea, 2014), XXI Museum of Contemperary Art Kanazawa (Japón,2014), ), Galería Ruth Benzacar (Argentina, 2012), SongEun Art space (Corea, 2012), Izolyatsia (Ucrania, 2012), Sean Kelly Gallery (EE.UU., 2011), Centre Pompidou (Francia, 2011), Luciana Brito Galería (Brasil, 2009), Fundación Proa (Argentina, 2009), Museo Reina Sofía (España, 2008) ), PS1-MoMA (EE.UU., 2008), entre otras.

 

Mis obras están en coleccio-nes privadas y públicas como la Tate Modern (Londres), el Centre Pompidou, el Musée d’Art moderne (París) y el XXI Century Museum of Contemporary Art (Kanazawa, Japón). Participé de las bienales de Saõ Paulo (Brasil), Shanghai (China), Echigo-Tsumari (Japón), La Habana (Cuba), Estambul (Turquia) y Whitney (EE.UU.), entre otras. Representé a la Argentina en la Bienal de Venecia (2001). Recibí los Premios Joan Mitchell Foundation (2001), UNESCO-Bienal de Estambul (2001) y Leonardo (MNBA, 2000), así como el Premio Konex (2002 y 2012).

 

En mi trabajo desarrollo la estrategia del desplaza-miento, la descontextualización y la duplicación, que activan la ambigüedad visual. Enfrento al espectador a elementos de la vida cotidiana en entornos que desafían las leyes físicas y modifican las formas de percepción.

 
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