Av. Sarmiento 2704
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Tel 4777-5500
14 a 21 hs.
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Muestra colectiva
Del 24 de Mayo al 27 de Mayo de 2013 - Entrada: $ 70.- Est/Jub $ 35.-
Andrea Juan - Proyecto Organic
Hace algunas décadas que se vienen registrando las más altas temperaturas en el planeta, tanto en tierra como en el mar. El impacto se está sintiendo en los glaciares y barreras de hielo de la península Antártica, donde un ecosistema, que había permanecido estable bajo una capa de hielo en el mar de Wedell durante los últimos mil años, está quedando al descubierto tras el colapso de más de 10.000 km² de hielo en los últimos 15 años.
Con acrílicos calados, pet, trans de goma sobre tul, nylon, spandex, poliéster, seda natural, crepe de chine, shantu de seda y telas sintéticas aportados por Varanasi y una obra sinfónica compuesta por Nicolás Sorín e inspirada en los paisajes antárticos y concebida para ser expuesta de manera multifónica en el espacio donde transcurre la video instalación, Andrea Juan le da un marco y un texto a todo un nuevo ecosistema que surge a raíz del calentamiento global.
Esteban Pastorino- Jaureguiberry
En la obra de Esteban Pastorino aparecen, siempre como constantes, elementos como una construcción metódica, casi artesanal, de las imágenes; y una pulsión por fabricar él mismo distintos tipo de cámaras y dispositivos que luego juegan un papel fundamental en sus obras.
Pastorino utiliza tanto procesos de impresión artesanales como cámaras de su propia creación para obtener imágenes que se alejan de la percepción natural del ser humano.
En sus series panorámicas y aéreas propone una idea de objetividad científica desde una mirada lúdico-tecnológica donde la “mirada del fotógrafo” no es tan importante como la idea del artista creador de procesos constructivos.
Una buena parte de su obra se construye a partir de vistas aéreas de varios de esos ámbitos que dan una sensación de cercanía y lejanía al mismo tiempo, proponiendo al espectador un punto de vista poco habitual de paisajes habituales.
Casi pinturas, casi maquetas, las fotografías de Pastorino invitan a pensar acerca de la existencia de diferentes percepciones de la realidad y a buscar “algo más” en aquello que parece evidente.
Agustin Sirai - El arte universal
Si durante milenios la pintura fue un sistema de representación que permitió ordenar la apariencia de lo real tanto como servir a narrativas devocionales, heroicas o literarias, ¿que función le toca en este presente laico, atribulado por las consecuencias del consumo y el imperio de la tecnología?
Acaso no pueda ser otra que la de generar instancias de reflexión. Lo que Agustín Sirai articula en este espacio no deja de orientarse en esa dirección. Sus paisajes,-islas desoladas que flotan en el medio de la nada-nos hablan de un mundo fragmentado y sin raíces, donde la condición humana pareciera en proceso de extinción y la catástrofe es inminente o ya acaeció. “La ciencia se ha convertido en el arsenal de los accidentes mayores; en un gran fábrica de catástrofes”, escribió Paul Virilio. Cada nueva producción científica es, al mismo tiempo, la invención de un nuevo accidente como condición inherente y natural, sostiene el filósofo francés.
¿Será por eso que el artista transcribe la naturaleza en una notación minuciosa que enmarca cuidadosamente como modo de retenerla en un espacio ideal? Retener la naturaleza y retener el tiempo sustrayéndolos de la fugacidad del accidente es lo que pareciera expresar Agustín Sirai en el proyecto 100 Días que precedió a esta exhibición y registró puntualmente en su blog el día a día de su producción.
Nada es más fotografiado que aquello que está amenazado en desaparecer, escribió Régis Debray. La tensión que desliza con extrema sutileza la obra de esta artista tiene que ver con la percepción de esa amenaza en un mundo donde el cataclismo siempre se presenta como posibilidad y el cielo ya no se refleja en un pozo sino que a menudo se desploma en él.
Fragmento del texto El cielo en un pozo de Ana Battistozzi.
Tulio de Sagastizabal – La Cosa en Si
Cuenta el artista que hace años su pintura figurativa comenzó a depurarse y su traspaso a la abstracción fue casi involuntario. La historia que sus cuadros hoy cuentan es la de sus propios elementos: la forma, el color, la pincelada. El trabajo de Tulio parece constar de una planificación muy racional, y por eso puede parecer extraño, en un primer momento, escucharlo hablar de la importancia de la gestualidad de la pintura y de su oficio como un acto corporal, físico. La extrañeza se disipa al acercarnos a su obra y advertir las huellas de su pincel aplicando cada tono, como rastros de pequeños apasionamientos; allí está el gesto al que el artista se refiere.
Pero pintar es también sumirse en el silencio, estar con uno mismo durante horas, sostener un estado anímico durante las semanas que una obra pueda demandar, haciendo de ella, a su vez, algo espontáneo y perdurable. Es un acto de invención sin garantías ni certezas, un camino de autoconocimiento. ¿Y acaso no es eso, también, poner el cuerpo?