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Mar a Vie 10 a 18 hs. Sáb, Dom y fer 11 a 18 hs.

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Poética del Origen

Poética del Origen

Natalia Orlowski

Del 26 de Junio al 08 de Agosto de 2021 - Inaugura: 15 a 18hs  - Entrada: Libre y gratuita con reserva previa.

 
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Curaduría:
Marie Anne Gilotaux.

Cobertura Visual:
Pablo Jantus (©ARSOmnibus).

Una exposición site-specific que investiga material y conceptualmente la condición etérea de la naturaleza y la fragilidad de la vida.

Interpretaciones pictóricas de los cuatro elementos conciven con huesos animales, metales derruídos y flores marchitas, capaces de dialogar con los fundamentos más primigenios del arte.

TEXTO CURATORIAL

 
El  paisaje  se  piensa   dentro   de  mí   y   yo   soy   su conciencia” i.
Paul Cézanne
 
La naturaleza se piensa dentro de  Nat Orlowski y ella es su conciencia.
 
La artista  trata  la propia naturaleza como si fuera una obra  de  arte.  Paisajes  abstractos de  gran  tamaño que  envuelven y contienen todo nuestro ser dejando al descubierto la fragilidad de nuestra existencia.
 
“Pinto cuadros de gran tamaño. Soy consciente de que históricamente la pintura de gran tamaño revela una manera de pintar grandiosa y pomposa. Sin embargo, la razón por la cual yo las pinto, es precisamente porque quiero  ser intimista  y humano. Pintar en pequeño formato es colocarse por fuera de  la experiencia de  arte. Sin embargo, al pintar una obra de gran tamaño, uno  está dentro de  ella” palabras de Mark Rothko  en una  conversación con  el crítico  de arte Seldem Rodman en el año 1952ii.
 
Así como Rothko  pintaba sus  cuadros para  crear  “un  estado de  gran  intimidad”, las vastas  pinturas de  Orlowski  invitan  a una  profunda reflexión  intimista  entre quien  las observa y la naturaleza que  nos abarca.
 
Al adentramos en la sala donde se encuentran expuestas estas inmensas telas  colgadas del  techo nos  sentimos  contenidos  y abrazados por  esa  naturaleza  que   se  devela silenciosa pero grandiosa en todos nuestros sentidos, no sólo a través  de  la vista, sino también del  aroma a otoño que  emana de  las hojas  secas  de  liquidámbar esparcidas por el suelo.
 
Es una experiencia única recorrer la sala en silencio,  podemos percibir  el sonido de  las hojas  que  crujen  y quizás  algún  murmullo  de  la naturaleza que  surge de  alguno de  los cuadros como un llamado de  atención que  nos  interpela y nos  hace  reflexionar sobre aquello que  nos rodea y no siempre sabemos ver o cuidar.  Rumores  que  sumergen al espectador en un espacio de  dimensiones inabarcables.
 
Son  cuadros pintados al aire  libre bajo  el tajante sol del  verano que  interviene en  los pigmentos que  la artista  selecciona meticulosamente jugando en  cada caso  con  una paleta diferente. Telas extendidas sobre el pasto que  se nutren del trazo libre del pincel que  las recorre y esperan silenciosas la impresión del pigmento sobre su superficie. “Si no hay sol, no hay obra” dice  Orlowski habilitando así la percepción de  plenitud que trasmiten sus obras, la misma  sensación de  inmensa alegría  que  sentimos cuando los rayos  del sol acarician  el alma.  A veces, en esas  manchas de  color que  la artista  realiza con maestría, se insinúa una presencia y nace  tímidamente quizás un brote, quizás  una hoja,  quizás  una flor. El hecho de  que  las telas  no tengan marcos y estén expuestas sin bastidor, sin límites,  potencia sus valores  y las acerca al espectador de  manera libre y genuina.
 
“La visión  del  pintor  es  un  nacimiento continuado”iii  dice  el filósofo  francés  Maurice Merleau-Ponty queriendo explicar  que  el pintor  ve cada día el mundo con ojos nuevos y nuevo  es para  él, a la vez, en su mundo, el mundo que  ve, cada día. Tal es el caso de Orlowski que  transmite a través  de  sus paisajes abstractos una  visión que  no niega el “nacimiento continuado” de una naturaleza que  celebra.
 
“Podrán cortar todas las flores,  pero  no podrán detener la primavera”,  la artista  cita a Pablo  Neruda cuando habla  de su obra  que  flota en el espacio como suspendida en el tiempo. Obra  que  susurra  la fuerza de una naturaleza que  vuelve de  manera insistente, sin pedir  permiso, imponiendo su verdad.
 
Y entre tela y tela se revela  la vida. La vida que  fue y que  vuelve  a ser. Porque con  los huesos encontrados en sus expediciones plein air la artista  construye nuevos seres  que nacen de  lo que  la propia naturaleza otorga. Huesos, ramas  y flores  secas, semillas, troncos, maderas, chapas, hierro y hasta  una rana disecada. Elementos intervenidos que forman   seres   imaginarios  que   despiertan un  diálogo  con   quien   los  observa. Son instalaciones orgánicas que  nos cuestionan desde sus estructuras con orificios, texturas y encastres que  parecen frágiles  como la vida misma.
 
Es en  ese  viaje interior  de  cada uno  donde se  evidencia la fuerza  de  la belleza de  la obra  de  Orlowski. Toda  obra  de  arte  celebra lo bello  y frente  a ella nos emocionamos. Es en  ese  juego de  emociones y sensaciones donde se  produce la magia, donde la verdad se manifiesta. En la obra  de Nat Orlowski la verdad de la naturaleza se despliega sobre sus telas  y se exhibe en sus seres  imaginarios.
 
Marie-Anne Gilotaux
 
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i Céazanne, Paul, citado en, Merleau-Ponty, Maurice, “Le doute de Cézanne’ [1945}, en Sens et non sens, Nagel, Paris, 1948, pág. 44, citado en Berger, John, “La apariencia de las cosas”, GG, Barcelona, 2017, pág. 174.
ii Diane Waldman, “Mark Rothko, 1903-1970 A Retroscpective”, The Salomon R Guggenheim
Foundation, 1978, pág. 62.
iii Merleau-Ponty, Maurice, “L’œil et l’esprit”, éditions Gallimard, Paris, 1960, citado en Berger, John,
ibid, pág.176.
 
 

ARTISTAS PARTICIPANTES

 
ars omnibus auspician Buenos Aires Gobierno de la ciudad Ley de mecenazgo Itau Cultural Satelital Artebus