(...) Hoy Carlos Scannapieco memora los cincuenta años de su primera muestra individual en Buenos Aires. La siguieron otras aquí y en el extranjero, con reconocimientos, distinciones y premios que abundan en su curriculum vitae… Ahora nos ofrece un compendio ajustado y significativo de los núcleos desarrollados.
En los inicios privó el imperativo abstracto, derivado de la seducción y enseñanza de la Bauhaus. Buena disciplina para reconocer la naturaleza de la forma, su comportamiento en secuencias y tramas, inversiones, cambios de orientación rítmica y melódica; contrastes de forma, ambigüedad de la figura-fondo. Al mismo tiempo aprendió las exigencias de la estampación, del entintado y registro preciso, el comportamiento del papel con las siguientes consideraciones del gramaje y la humectación necesaria, demandada por la imagen. Y la atención prestada a las rebarbas respetadas o anuladas, celo cumplido desde la prueba de artista hasta cada una de las estampas que componen la tirada.
Scannapieco habla de su tiempo, de su ciudad, de su país. Evoca enrancias en tranvías, escenario fortuito de narrativas que sugiere pero no enuncia. Pero su memoria elude la sensiblería y el lugar común. Propone la escena para que el eventual contemplador la pueble. Porque, cabe señalar, Scannapieco no presenta figuraciones humanas. Se remite a espacios a compartir y en el que otros, nosotros, proyectamos nuestro imaginario. (... )
Texto de Elba Pérez. Junio 2010