CENTRAL NEWBERY - GALERIA DE ARTE

Félix Eleazar Rodríguez propone una reflexión acerca del paisaje y su continuidad en el espacio que incluye el planteo existencial del paisajista acerca de cómo abarcarlo.

Para ello, recurre a “lo sublime” del vacío (según la concepción de Edmund Burque) que consiste en dejar que la mirada sin límites precisos recorra el espacio y se materialice en módulos componibles ad infinitum. En ese paneo, logra capturar lo panorámico a pesar de su percepción fragmentaria, lo que da como resultad o un conjunto continuo de dípticos, trípticos, etc., casi siempre de gran tamaño.

La obra en módulos se adapta a los diferentes espacios, “apropiándose” de ellos y construyendo un juego dialéctico a través de la imagen unitaria que se descompone y provoca sensaciones disruptivas en el observador. A la manera de los biombos japoneses, esto le otorga dinamismo al grupo.

En su labor creativa, el motivo temático suele ser secundario, y su elección responde a las posibilidades que brinda para el desarrollo de la idea, que se mueve dentro de la dimensión de lo sugerente antes que en la de lo evidente. Un repertorio de elementos materializan el paisaje.
Allí participan no sólo los que provienen de la naturaleza, configurando el ambiente, sino también los que aportan otras significaciones como el tratamiento de los materiales y sus tex turas.