Montserrat Solis Carnicer resuelve su estética pictórica con la impronta de su sensibilidad expuesta. A través del esgrafiado revela ese hallazgo que busca permanentemente y que le permite una doble excavación: en la memoria emotiva y en el plano. El tema central que aborda es la infancia, la del asombro fértil y de los juegos creativos, una infancia en contacto con la naturaleza.
Empela su memoria emotiva como instrumento para el rescate de episodios que quiere universalizar en toda su pureza…y lo consigue con la fuerza y originalidad de una artista en plenitud. Es magnífica esa vibración poética que vertebra toda su obra y con la que contagia a un espectador activo que busca emocionarse e interactuar de manera imaginativa.
En épocas de artilugios técnicos y frialdades estilísticas, la conmovedora verdad pictórica de esta artista nos sitúa en el plano de las certezas indubitables.
Luis Ángel Llarens