Silvia Goñi alterna una exitosa carrera de médica con una intensa pasión por el arte. Basta acercarse a ella y conversar para ver con cuánta energía encara las dos actividades. Y esa fuerza se plasma en su obra que ha ido mutando con el tiempo hacia el arte óptico en grandes dimensiones.
“Mis dos actividades llegaron a mi vida desde muy pequeña, nos dice. Podría decir que desde mis siete años aproximadamente. La medicina, cuando acompañaba a mi madre a los hospitales o policlínicos en días de guardia u otras situaciones similares y el arte , la segunda , ocupando mis ratos libres como juego ya que fui hija única y era mi principal forma de entretenimiento”.
Como una gran profesional que es, siempre supo que en la vida, para hacer las cosas bien, hay que estudiar y prepararse. Empezó a estudiar con Jorge Sarrible, profesor de la Cárcova y tuvo también una etapa cercana a la figuración cuando asistió a los talleres de pintura de Jesús Marcos y de dibujo con Ernesto Pesce. Pero no sólo quiso perfeccionar la técnica, sino que siempre valoró la historia del arte como parte importante en su formación. Para eso, asistió a los cursos que se dictan en la Asociación Amigos del Museo de Bellas Artes.
“Fue en esa búsqueda –nos dice- que descubrí que el color ejercía un fuerte estímulo de vida en mí . Un día, quedé atrapada por la fuerza de un cuadro y pregunté de quién era esa obra que me había impactado tanto. Era de Eduardo Mac Entyre. Muchos años después, tuve la oportunidad de acercarme a su taller y conocerlo .Trabajé allí durante 10 años consecutivos. Hasta sus últimos momentos. Hoy sigo buscando el camino de esa fuerza que me fluye del color. Creo que lo abstracto y lo geométrico se representa mejor en grandes formatos . Actualmente me acompaña en esa dificil tarea Miguel Angel Giovanetti”, concluye. Silvia
Goñi está trabajando muy duro en sus obras estos días.
Dijo el crítico Julio Sapollnik sobre su obra: “Silvia buscaba descubrir una luz diferenciada, sin tinieblas, algo así como encontrar lo humano alejado de lo inhumano. Por eso, ahora trabaja dentro de los lineamientos del arte óptico, un destino natural para su pintura como búsqueda de reafirmación y libertad. Recrea así un estilo sagaz y pujante, que toma el ojo del observador y no lo suelta hasta que su mirada recorrió toda la obra”. Mis obras actuales –nos dice para terminar- son abstracciones que surgen al analizar la obra de un escultor contemporáneo belga, Constantin Brancusi, y mi pintura quiere ser un juego y una mirada fantasiosa sobre su producción. No vivo mi arte como una vía de escape sino como una elección. La vivo como una forma de satisfacer una inquietud. Es un vuelo sin los límites de la realidad y lo que es más importante hoy: es mi juego adulto.