MACRO - MUSEO DE ARTE CONTEMPORáNEO DE ROSARIO

Si el burdel es la razón de ser de la ciudad moderna, la ciudad moderna es el burdel.
Beatriz Preciado

Hay detrás de toda imagen, la expresión de un deseo.
Quien la construyó, empeñado en torcer la realidad en un sentido siempre contrario, forzólos hechos con la clara intención de modificar los esquemas de proyección de una verdad. A veces iluminando, otras opacando.
Pero si estamos frente a un hecho real, nada de lo que ocurre puede ser mas que inferido, adivinado, tanteado en las sombras. Nombrado quizá en forma de susurro o de secreto.

Las personas que aparecen aquí, no existen sino en el relato trans que Robinson Savary ofrece de ellas. En la mirada oblicua que recorta diciendo: desde ahora, cada una de ustedes será lo que desea que el mundo vea de ustedes mismas.
Mirada que toca. Mirada que acaricia y da vida. Después de tantos ojos que han pasado por ahí, dejando una huella de ardor, de grieta.
Porque hay una caricia que nunca hace bien, que irrumpe exponiendo el destino incompleto de ser verdaderamente abrazado. En un mundo como el de hoy que vive pidiendo sacrificios reales, que se cobra la libertad ajena exigiendo mutilaciones e hiriendo privacidades.

Mirada que mira pero que también nos obliga a nosotros a volver a mirar. Desde ahí, esas personas que aparecen no existen más, sino en el gesto trans de nuestras propias miradas.
Si la ciudad es el burdel, es Robinson Savary quien ha tomado posición frente al documento, y sabe, como muchos, que la única manera de decir ciertas verdades: es inventándolas.

Teo Wainfred