MUSEO DE BELLAS ARTES BENITO QUINQUELA MARTíN

: (…) Julio Racioppi multiplica los puntos de vista: sus retratos son una suma de notas profundas del modelo, que se despliegan con sensible coherencia estremecedora para construir verdaderas epifanías, que se presentan con la fuerte presencia de lo familiar que de pronto se objetiva para adquirir la condición de enigma viviente.

Todo sucede como si un desnudo, su madre o su mujer respondieran al orden de apariencias, pero en estos cuadros vibra un fantasma inapresable que sutilmente viene a modificar ese orden.

Otro tanto sucede con los interiores de oficinas, donde las mas banales escenas, son capturadas en la luz lechosa de sus ámbitos - marcados por predominantes formas geométricas – como sombras que, no obstante su proximidad, aparecen como lejanías o realidades de sueño.

En los paisajes urbanos que abundan en su última producción Racioppi no se priva de nada: también las fotografías forman parte de su proceso creador; pero es sobre todo su visión la que en todo momento gobierna su pintura.

En estas obras, no se trata de meras descriptividades, sino de un equilibrado y altamente elaborado sistema de signos, que inequívocamente aluden al referente desde un mundo de equivalencias visuales, donde se han acentuado, suprimido o sintetizado aspectos de la multifacético realidad, privilegiando las formas que entran y salen, haciendo visibles rimas y ritmos entre las acentuadas y permanentes geometrías de las arquitecturas.

Por otra parte la luz crea con las sombras otro mundo que dialoga con la realidad. Y lo curioso en estas representaciones de sus paisajes urbanos es la sutil eliminación de lo contingente (…)

Raúl Santana