Pareciera imposible querer justificar el nacimiento de Internet y los nuevos medios a partir del "huevo" de Peralta Ramos. El "huevo" es el nombre coloquial que tiene en mi mente porque la obra me acompaña ya desde hace algunos años. Realizada en 1965, en el contexto de una exhibicion en el Instituto Torcuato Di Tella, se considera la frontera de la carrera de Federico Manuel Peralta Ramos, aunque la realidad sea otra y él siguiese produciendo.
La "realidad" sin embargo nos interesa solo a medias y por esa razón esta obra es para mí el inicio de Internet. Sí, no me malentiendan, exactamente eso.
El huevo, el símbolo por excelencia de la posibilidad de un lenguaje privado en la época victoriana –Humpty Dumpty– es por partes iguales el contenedor de toda la información (genética) que se necesita para la vida y el mayor enunciado de un nuevo comienzo. Por esa razón, el mundo fuera del huevo es una suerte de sirena digital, mitad cibernética, mitad idiotez. Esa mezcla de idiotez mediática es uno de los mayores logros del arte desde la segunda mitad del siglo veinte hasta hoy.
A ustedes igual les parece que desfiguro la realidad, pero es precisamente ese proceso de desfiguracion de lo real lo que define la investigacion en el terreno artístico. La desfiguración de los lenguajes artísticos, estéticos, informativos, linguísticos, sociales y materiales en una actividad que el arte realiza de un modo continuo sin hacer mucho ruido, por lo bajito, y que tiene un efecto mayúsculo en la transformación de nuestros sentidos, de nuestra forma de percibir y, por tanto, de pensar.
Esa "desfiguración" es orgánica no formal. Es por ello que hablo de una era metabólica, un tiempo –el nuestro– que se despide de los modos modernos de ordenar el tiempo y su producción, para adentrarse en un mundo donde los cambios se producen de un modo más osmótico que consciente. Un mundo marcado con un sentido de la absorción que terminará con los sistemas duales: antes / después, centro / periferia, hombre / mujer, humano / natural, etc...
¿Estamos preparados? Nuestro guía es el huevo y este mi personal homenaje a quien muy pronto se dio cuenta que cambiaremos por contacto, no por consciencia.
Chus Martínez