PABELLóN 4

Reciclar significa volver a utilizar materiales para crear algo nuevo que no existía.

Partiendo de esta proposición Silvio Fishbein se empeña en demostrar a través de su sorprendente obra de complejas composiciones cromáticas y tramas creadas a través del color y forma una reflexión sobre el mundo contemporáneo, donde se genera una explotación masiva y seriada, donde todo se industrializa y puede ser descartable.

Fischbein eleva cada pequeño juguete a la categoría de obra de arte, se apoya en ellos para, de manera abstracta, articular sus creaciones como si de un collage tridimensional se tratara. Recupera la infancia para crear su arte, nos permite a través de su obra remontarnos a nuestra infancia reflexionar sobre la vida emocionarnos y en ocasiones inquietarnos.

Un mundo de juguetes se mezcla con su faceta de artista a sus raíces como Arquitecto y Director de cine, que lo llevan a indagar el modo en qué el arte es capaz de generar emociones.

Movido por la mera observación de estos juguetes que pertenecieron a su infancia y que continúan inundando la de cualquier niño, Silvio comienza a experimentar un proceso compositivo fabricando estas piezas a partir de aquellos gadgets que habían quedado obsoletos. Motivado por la continua búsqueda de estos juguetes dispersos, el artista desarrolla también una interesante colección de recuerdos, pequeños muñequitos de cotillón le aportan a su obra una identidad particular.

El resultado, obras armónicas donde cada pieza aporta un significado específico, una historia particular que habla de modas pasadas y presentes, pero en las que el genial producto global distrae de lo concreto.

Algunas de sus obras cuentan con más de 3000 juguetes. Para muchos no es más que basura. El artista afirma que, efectivamente, es de lo que se trata. La antítesis a un consumismo avocado a la extinción que pretende dar paso a un siglo XXI con sabor a reciclado.

Nestor Zonana