MUSEO DE BELLAS ARTES BENITO QUINQUELA MARTíN

Hugo Irureta busca las esencias, las memorias, los minerales que impregnan nuestra tierra, y entresaca de ellos los testimonios configuradores  de esa identidad.  Allí está su Memoria andina: campos pictóricos que ofrecen una visión natural de esos espacios sin tiempo,  un desarrollo genuino de ritmos alfareros que trascienden y convocan. Gamas de ocres y de tierras hacen contrapuntos con azules y rojos timbrados, dentro de una materia táctil, a veces, que rememora lo mineral en la solución de sus pigmentos. 

Irureta seduce con sus ritmos secretos, que emergen de una abstracción geométrica profunda y sin toques efectistas. Las obras que hoy concilian los muros de salas del Museo de Bellas Artes Benito Quinquela Martín,  corresponden a poco más de tres años de su último trabajo. Testimonio en el que está inscripta toda la coherencia de un pensamiento estético, una actitud de vida, una ética de la concepción. Obra y actitud que oportunamente mereció el reconocimiento de la máxima distinción del Salón Nacional, entre otros  lauros. Pero que en la continuidad de décadas de investigación y fervor, muestra los frutos de una persistencia que ahonda y descubre / potencializa y exalta / reinterpreta y ensambla los contenidos que hacen al poder del significado de las formas. Frutos de un gran maestro del arte argentino.”