BOUTIQUE A.M.O.

Una sucesión de planos constituyen el cuerpo del tiempo, y el reflejo, como

visión instantánea del pasado inmediato. Determina la percepción de ese cuerpo temporal; los distintos estados que componen el decorrer psíquico cotidiano, el tránsito de información emocional que procesamos constante­mente.

En la serie los diez estados, Valentina Chiappetta toma ciertos parámetros de la observación de estos picos y cambios constantes del estado anímico. Para volcarlos en un desarrollo plástico: las formas de la fragilidad, los matices y complejidad, los cambios bruscos, los cambios suaves. Todo es aplicado a cierta evolución de la forma geométrica en su trabajo.

La dinámica entre el deseo y el miedo. La felicidad, la frustración, en todos sus grados y combinaciones se subliman en cada una de las piezas, pero hay algo que no se cierra nunca. Una variante queda librada a ese mismo azar que es un factor común para todos. El reflejo introduce al contexto espacial. La incidencia de la luz o la mirada del otro en el plano de la búsqueda plástica y morfológica. En un sentido formal. Este desarrollo fun­ciona como una aleatoria edad con memoria. Que dispara nuevas direcciones y posibilidades con cierta conciencia de dónde viene y hacia dónde va: en un sentido sensible el estado de sublimación prepondera como un medio bidireccional. Que pone hasta cierto punto a la artista en el mismo lugar que al espectador finalmente, en su aspecto estético la obra refleja la objetividad de la contemplación.

La tranquilidad con la que es posible transitar estos cam­bios cuando se desvinculan del eje personal. La distancia, el espacio. La sutileza de las piezas denota en sí mismas. Ese súper estado que incluye a la totalidad y al equilibrio en su dinámica.

Merlina Rañi