Se presencia lo oscuro, la tormenta, un ave, un hombre…
Deteniendo el tiempo calculable, Eugenia Soma se sumerge en lo indecible con el oficio y la habilidad necesarias, producto de la experiencia del batallar junto a la nada, e inscribe con solidez las nuevas formas contemporáneas en una relación contundente entre ellas y el espacio en el cual conviven.
Lo más probable será que la visión del espectador se transforme en un espejo en el cual se abra la posibilidad de sentir que se comparte el habitar con el misterio.