LA PAZ - ESPACIO DE ARTE

Pinceladas de la naturaleza, viento, oscilación, poesía, sentimientos.

Mi conexión con el agua se inició en mis primeros años de vida. Soy de piscis, comencé a nadar a los 3 años de edad; nade prácticamente todos los días hasta los 16 años. Mi conexión con el mar  fue bastante fuerte a partir de los 12 años cuando empecé a surfear; pero desde siempre me ha gustado mucho la arena, el sol, la lluvia, la música y el clima donde uno solo puede encontrar en la playa.

Hace 16 años que soy fotógrafo, bastante tiempo busqué el agua para mis proyectos personales. Percibo que algunas veces el mar se asemeja a la tierra, la tierra al cielo y el cielo al mar. El mar  muchas veces también recuerda al mármol, texturas, de distintas percepciones.  También a ritmos pero nada constante, bien pausados, sueños poéticos verdaderos que allí están, con oscilación, nubes pasajeras de agua y sal.

La fotografía no es hecha de manera alguna con los ojos, pero si con la vida. Aquello que vemos es lo que somos.  Él fotógrafo apenas consigue expresar de una forma impresa, aquello que lo identifica, lo que piensa, lo que siente. El alimento literario, cultural y visual define las huellas que el artista se propone a ordenar y desordenar durante toda su vida.

El mar es único; lindo pero despiadado. Energético, translucido, suave, turbio; todo al mismo  tiempo. Imponente, refrescante, arrebatador y verdadero. Respeto es la palabra inherente a su grandiosidad; libertad es la palabra de vida referente a su audacia, libertad de mente, de oscilación. Libertad de la arte. Libertad fotográfica.