Pasteur 633
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Lun a jue de 10 a 19 hs. Vie de 10 a 16 hs.
Del 26 de Noviembre al 30 de Diciembre de 2014 - Inaugura: 18.30hs - Entrada: libre y gratuita. Se requiere identificación
Desde cinco lados
“Todo el mundo hablaba una misma lengua y empleaba las mismas palabras”
Génesis 11, 1
En el relato de la Torre de Babel podemos entender el concepto de la diversidad de lenguajes.
Dos rumbos posibles nos llevan a observar por un lado, la centralidad del lenguaje en la experiencia humana, y por otro, que la palabra creadora pertenece a Dios y si de alguna manera el hombre no es sin el lenguaje que lo estructura, podríamos intuir allí algo que el mismo Génesis llama imagen y semejanza.
Lo que parece desprenderse del texto de la Torre de Babel es que esos hombres habían perdido su conexión original con la palabra creadora divina con lo que su acción no se ordenaba al plan de Dios sino que los ponía en el centro. Al perder el horizonte que aquella relación les otorgaba dejaron de transitar para quedar fijos mirándose a sí mismos.
Tal vez nuestro mundo actual se parezca a Babel, cuando cada grupo humano y especialmente a través de los distintos discursos, las argumentaciones, las prepotencias pretende ponerse en el centro dejando a millones en la periferia. El Pentateuco como huella primera de nuestra memoria demuestra que toda lucha en ese sentido es vana ya que desnaturaliza la esencia de lo humano. Si pensamos a Dios en el centro, cada ser humano se reubica con el otro como par, lo que necesariamente lleva a otro uso del lenguaje que es el diálogo. Diálogo que reconoce la relación horizontal, que permite el ponerse de acuerdo y equilibrar intereses.
El Proyecto Pentágono nos ha llevado por más de cinco años a trabajar a partir de la figura geométrica de cinco lados como núcleo y módulo básico para desarrollar una obra multiforme que implica pinturas, instalaciones, textos, collages, dibujos, poesía visual, diseño. A diferencia del cuadrado que es estático en su relación ortogonal con la tierra y su estabilidad, con la fuerza de gravedad que nos dice lo que está arriba y lo que está abajo, el pentágono al sumar un lado se dinamiza y busca rotar, en cualquier posición descubre sentidos, se superpone, se llena, se vacía, se abre.
Desde el principio gestamos el Proyecto como un espacio de diálogo donde superar la soledad del artista sin perder la individualidad. Pensamos que el arte como lenguaje entre los lenguajes permite articular una experiencia común a todos los seres humanos y que más allá de la belleza, cuestiona las conciencias y pide a los espectadores dejar el lugar de la pasividad para entrar en diálogo con la obra que es mensaje a la espera de intérpretes.
La obra fue hallando su forma a partir de estos juegos conceptuales y plásticos. Y la palabra entró en consonancia con la idea de hacer convivir las diferencias.
Tras el hallazgo de un viejo libro de arte con sus hojas amarillentas Giovanetti comenzó una extensa serie de collages utilizando hojas y tapas para reencontrar el ordenamiento del pentágono y del dodecaedro.
Al reconocer que el pentágono contiene potencialmente al dodecaedro, la multiplicación y superposición de figuras rebate el espacio convencional presentándolo en una dinámica sincrónica. No es preciso ubicarse en distintos puntos de vista para acceder al todo.
Los collages presentan unos complejos entramados donde la percepción de cada pentágono intercambia protagonismo siendo en parte figura y en parte fondo. El color también reduce al mínimo su presencia con lo que en el conjunto se resalta y valoriza el verdadero protagonista de la obra: el papel impreso.
A partir de aquel primer libro, otros fueron llegando y ofreciéndose al juego creativo. Giovanetti utiliza el papel en sus diferentes calidades de valor y en el monocromo variado con que lo ha encontrado, recorta las tapas de cartón aprovechando la textura y el relieve.
La hoja amarillenta, rasgada, la tipografía diversa y sobre todo la multiplicidad de idiomas ubica a estos materiales en una referencia a la cultura, a la huella de lo humano en la historia. Libros rescatados de un destino de desecho recuperan una importancia a la vez plástica y conceptual.
El universo aludido por el dodecaedro como un macro espacio se hace ahora íntimo a la experiencia humana, al ejercicio del saber y la urgencia de la memoria.
Pero a la vez estas composiciones de papel pegado sugieren sutilmente la finitud, el libro que ya no será leído, siendo así punto de apoyo de una experiencia trascendente. La materia sobre la que el libro transportaba la idea deviene unidad de lenguaje plástico adquiriendo presencia por sí misma, de esa manera permanece en la obra transfigurada superando su propio límite.
De esto resulta una imagen de delicada belleza y calidez que dialoga con la aparente rigidez de la geometría. Se suma a aportar sensibilidad, el tratamiento texturado de los barnices que alude a la bruma con la que experimentamos el recuerdo.
Los collages se construyen con la suma de escrituras, con distintos idiomas que conviven en la obra. Sabemos que no somos dueños de la palabra, ésta nos ha sido dada en herencia, a la vez no somos sino por lo que la palabra nos permite construir, nos vamos haciendo desde el balbuceo hacia la poesía. En cada gesto humano la palabra resuena como un eco de aquella primera cuando Dios dijo...
Lic. Luis Espinosa
Noviembre de 2014