Inaugura sábado 7 a las 13 hs.
Texto de Magdalena Cámpora, investigadora del CONICET / (…) “Lo que cambia, de manera constante, son los cielos. Saturados por un resplandor grisáceo que imita tubos de neón, o la noche polar, o tormentas de nieve incongruentes. Después está el agua: densa, lisa, inanimada, y las cosas que duermen en la pintura líquida de asfalto. Es que en la superficie de laca del Riachuelo pintado por Piamonti se proyectan, fantasmáticamente, otras construcciones, que vienen del territorio escondido. En las chorreaduras que atraviesan la tela, en las formas inacabadas, en las geometrías dadas vuelta se insinúan construcciones que están en la provincia, más allá del bajo Sur.
En este sentido, el viejo puente Avellaneda es menos el signo de una densa tradición pictórica, que una marca topográfica. Esa marca señala la aparición de algo nuevo y permanente en el paisaje o, mejor, la presencia de eso nuevo en el aire y en el agua. Y aunque Piamonti trabaje los colores y la línea como si se tratara de mostrar una estructura mientras cae, también logra que el límite que define el territorio se mantenga, un poco vacilante, entre la isla, el puente y el agua".