No seré el primero en afirmar que todo examen retrospectivo implica en sí una aventura introspectiva.
Para esta exposición elegí obra de antes y de ahora. No las ordené cronológicamente. Me dejé llevar por las sorpresas que me provocaron las aproximaciones y afinidades entre ellas, no obstante los años transcurridos desde la realización de unas y otras. También los diálogos y todo lo que guardan en común.
Tienen mucho de mí. Me sentiré satisfecho si llegan con esa emoción a la sensibilidad del visitante de la muestra. Porque íntimamente y de modo nada presuntuoso, se me ocurre que tal vez puedan contener también “algo” de aquello que sienten los demás.
Como dijo el pintor chileno Roberto Matta: “El arte no es una profesión. Es una iniciación a los misterios de la vida, de nuestras propias vidas”.
Eduardo Silberstein – mayo 2019