Una selección de esculturas de Nadia Guthmann que nos convoca a pensar y a sentir que “todo ser es un ser cum (ser con), nos invita a reflexionar sobre la “interioridad”, que solo tiene lugar en el espacio mismo de la “exterioridad”.
Su fascinación por los animales y la naturaleza la ínsito a preguntarse sobre sus diferentes formas y comportamientos que llevaban a la evolución y la ecología. En sus esculturas de grandes dimensiones aparecen ecosistemas que reflejan simultáneamente conceptos biológicos que también se aplican a cuestiones humanas, tanto en niveles de sociedad como de aspectos de un mismo individuo.
Las mallas metálicas que delimitan sus esculturas remiten a la piel, el límite exterior de los animales que conecta y protege del exterior. La idea de límite y de unidad del individuo sin embargo se trastoca al verse, a trasluz o en la sombra proyectada, a otro animal vivo en su interior (que no es un feto ni parasitario). La coexistencia resulta en una unidad diferente del individuo o la especie.
Las obras de Nadia nos permiten múltiples lecturas. Los conceptos biológicos también se aplican a cuestiones humanas, tanto en niveles de sociedad como de aspectos de un mismo individuo.