En mis composiciones parto del ritmo puro y dinámico. Desde dos polos opuestos pongo en movimiento dos fuerzas antagónicas. Las formas resultantes las relaciono estrictamente de acuerdo con la proporción áurea.
De esta manera la obra mantiene el carácter de continuo movimiento. Cuando hago jugar el espacio dentro de una estructura, la misma proporción áurea evita caer en relaciones arbitrarias entre ritmo, cuerpo y espacio.
Mis proyectos están pensados en una escala apropiada, como elementos urbanísticos que reflejen socialmente - en plazas públicas, parques, estadios y avenidas - nuestras vivencias modernas. Claro está, urbanistas, arquitectos, escultores y pintores, deben trabajar de común acuerdo en la planificación y modernización de nuestras ciudades.