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Wine, Tango & Art

Jorge Martorell

Del 15 de Agosto al 15 de Septiembre de 2011 - Inaugura: 19hs  - Entrada: libre y gratuita

 
 
 

AHORA, EL VINO
Civilización y Barbarie / Conflictos y armonías en la cultura contemporánea
por CRISTINA CIVALE

No hagan relaciones raras con los resultados de las elecciones de ayer en la CABA y este salto de tema, pero necesitaba saltar de tema para no volver a decir como hace 10 años, en pleno menemismo: “la patria es mi cuerpo”. Bien, lo dije, lo acabo de escribir y aunque lo piense sólo lo cuento, no lo someto a debate, es una suerte de enlace para pasar al tema siguiente y no hacerme la tonta con los post de la semana pasada. En fin, a lo próximo. Esto: ahora, el vino.
Llega a Buenos Aires un nuevo espacio de arte. Será dirigido por Jorge Martorell un artista que viene usando vino tinto para realizar sus pinturas, o debería decir “vintura” y que acaba de llegar de exponer en Paris en el Palais de Tokyo, el museo de arte contemp0ráneo de la ciudad luz.

 

Me cuenta Martorell sobre su técnica en un vernissage en Elsi del Rio: “La técnica de pintar con vino surgió accidentalmente en el taller del maestro Eduardo Medici. Simple: copa de vino tinto apoyada sobre una obra en ejecución: mancha!!!
La mancha quedó y de a poco el vino se transformó en protagonista. ¿Cómo hacer para que no se siga oxidando (materia orgánica)? Modificaciones químicas, agregados de ácidos, barnices y prueba y error. Utilización de borras (lo que se desecha en las bodegas), etc, etc. Resultado: pintar con vino es apasionante: los colores mutan, se transforman con la obra. El proceso se detiene cuando uno quiere (barnizado). Los colores se componen ‘a piacere’: van desde los rojos, rubíes, hasta los grises, violáceos a azules”

 

Este artista que estudió con seriedad el material con el que construye su obra ahora abrirá un espacio de arte en Recoleta.  Se llama MARTORELL ART+ PEOPLE y no será una galería de arte sino un espacio para eventos relacionados con las artes visuales.
La primera muestra, que se inaugura el 15 de agosto a las 7pm, será curada por la historiadora de arte María Carolina Baulo y es un secreto muy bien guardado. El nuevo lugar queda en Pacheco de Melo al 1800, casi esquina Callao y promete ampliar las propuestas que están instaladas en el barrio, sumando a los vecinos al arte, invitándolos a conocer sus propuestas, a acerarse sin prejuicios ni contracturas, para disfrutar con los nuevos soportes y con los de siempre pero cada vez con la perspectiva de incluir al que viene de otro palo o se acerca al arte por primera vez y no se sienta un bicho raro, para que el arte saque su falso lustre elitista y pueda ser disfrutado por todos los que tengan ganas. Porque se puede, todos merecemos ser tocados por la belleza en esa conexión irracional y emocional donde hay que dejar los razonamientos afuera y entregarse al puro placer, como el que da el vino.

 

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CUANDO EL VINO SE TRANSFORMA EN ARTE
A propósito de la obra WINE, TANGO & ART del artista visual Jorge Martorell
desde Knossos / Creta, escribe OCTAVIO AMADO (Crítico y artista lumínico París / Milán)

 

En varias notas gráficas, radiales y TV, el artista visual Jorge Martorell tiene que responder invariablemente esta pregunta: se puede pintar con vino? A la respuesta afirmativa, Martorell agrega que en su técnica especial, desarrollada con aportes de enólogos y catadores, además hay modificaciones químicas, experimentos y recetas secretas.

 

Porque en su manera de hacer, al vino lo usa tanto como materia y como obra en sí misma, pasando del expresionismo -donde lo emplea para colorear zonas de la obra- hasta el más puro abstracto, donde el vino es el protagonista.

 

Todas las gamas, todos las variedades: cabernet sauvignon, malbec, blanco, espumantes, finos, alta gama, de tetra brick... todo sirve para recrear un mundo entre las letras del tango argentino y el vino tinto.

 

Seduce a franceses y también americanos. La proyección internacional de este artista tucumano no tiene límites.
Recientemente fue seleccionado junto a otros tres prestigiosos artistas argentinos para promocionar y difundir el arte argentino en Francia, en el marco de la muestra QUATRE ARTISTES ARGENTINS en el PALAIS DE TOKYO, Museo de Arte Moderno de París, elegidos de la mano de los curadores Georgie Neuss y Louis Cornette de Saint Cyr. Team que también vistió de excelencia la Galerie Olivier Klejman durante el Art Saint Germain des Prés.

 

Luego, las invitaciones no pararon de llegar. Recientemente fue seleccionado para dirigir un espacio que pronto abrirá sus puertas en el exclusivo Barrio de Recoleta en Buenos Aires, escenario de las mejores colecciones y galerías de arte argentinas.

 

Entre sus obras seleccionadas, EL ULTIMO CAFÉ ya integra la colección privada del presidente del Palais de Tokyo, Mr. Pierre Cornette de Saint Cyr.

 

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ES POSIBLE PINTAR CON VINO?
por Julieta Goldman para Revista PLANETA JOY

 

¿Quién dijo que el vino es sólo para beber? También se utiliza como materia prima para pintar cuadros. Hay quienes prefieren un Cabernet, un Malbec, un Syrah o un Chardonnay para sus obras, antes que los tradicionales acrílicos. Es el caso del artista plástico tucumano Jorge Martorell, quien ya expuso su colección en Buenos Aires, París y Florencia.

 

El proceso de pintar con vino es de prueba y error, dice. Intuitivo, experimental. Le sigue el momento de  explorar colores y forzar el comportamiento del vino, que naturalmente se oxida con el oxígeno. Durante ese proceso, para detener la oxidación, se utilizan barnizados y mezclas o reducciones (se añaden ácidos o azúcares), se incorporan acrílicos, tintas naturales u óxido de hierro. Martorell trabaja junto a un Licenciado en Enología, que lo asesora para lograr colores y texturas.

 

Entre pintura y pintura asegura que apenas se moja los labios. Y que el objetivo de usar vino es simplemente aprovechar sus comportamientos, sus cualidades acuareladas y también el abanico de colores posibles en su oxidación: rojos, rubíes, morados, grises, azulados, violáceos, pardos, marrones... o los blancos y espumantes, con sus tonos de ámbares a naranjas.

 

La música también está reflejada en sus obras: todas están basadas o se inspiran en tangos, en frases, en nombres emblemáticos: Uno, Tinta Roja, La última curda, Las vueltas de la vida, Déjame que llore, Me quedé mirándola, Rodando por Callao... y la lista sigue.

 

La técnica que reemplaza al acrílico por el vino comenzó de forma accidental. Sin darse cuenta, Martorell apoyó la copa de vino que estaba bebiendo sobre la tela, y al verla manchada decidió que en lugar de empezar de nuevo quedaría como parte de la obra. Y no sólo eso: usaría vino tinto en sus siguientes cuadros.

 

Así, la "mancha de vino" se convirtió en protagonista. El tinto y su gesto, los chorreados, las improntas de copas, pasaron a invadir todas sus obras, desde el expresionismo y la figuración hasta el abstracto más sutil. Vino puro, vino adulterado o modificado químicamente, borras y tintas naturales. Esos son sus materiales de trabajo. Martorell usa todo tipo de vinos, cepas y variedades, desde vinos de alta gama, hasta los más cotidianos que se ven en las góndolas de supermercados. Los de botellas con etiquetas lacradas y los que vienen en tetra brick.
 

Y siguen además los materiales “nobles” que utiliza para innovar en las obras: no sólo vino tinto, blanco y espumante; también borras naturales, ácidos, cítricos y azúcar para obtener variaciones de colores. Y en la obra "Last tango in Paris", díptico en base a la composición del argentino Gato Barbieri de la película de Bertolucci, hasta se animó a incorporar una gota de sangre casi terminando el cuadro.

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CRITICAS


Por OCTAVIO AMADO, Paris, France
 

En estos trabajos -entre el tango, el vino tinto, borras de vino y tintas naturales, trabajo que viene desarrollando desde 2005, el artista Jorge Martorell expresa y crea un espacio propio, que emerge desde la misma tela o flotando sobre ella. Entre figuras que evocan lo contemporáneo y la línea como caligrafía pictórica, embriagados ambos contextos en la mancha del vino tinto. Se oyen los acordes del 2x4, sonido e imagen. Silencios y a veces voces que generan atmósferas, superficies y transparencias suspendidas. Tinta Roja... en el gris del ayer, Uno busca lleno de esperanza. Bravo!!! OCTAVIO AMADO. París, Francia.

 

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Crítica de LA ULTIMA CURDA. Acrilico y vino tinto sobre tela, 120x120 Copyright © 2009 J.Martorell
por MARIA TAMARA REVYTHIS (*)

 

Esta imagen surge así, espontánea, veloz y sintética, encuadrada en los vestigios de algún cafetín perdido en los arrabales del Buenos Aires de los años veinte. Pincelada por automatismo que resuelve, con trazos casi transparentes, la trama secreta del alcohol y todos sus componentes eróticos, que se mueven en la obra sutilmente realizada por el artista plástico Jorge Martorell. Cada personaje resuelve un sueño, un apetito o un desliz en su vida cotidiana plagada de sinsabores. El fondo, tratado con materiales propios de la naturaleza, ofrece un movimiento audaz al cuadro. Parece escucharse un bandoneón que rezonga de aquí para allá, mientras caricias prohibidas surcan los cuerpos de aquellas mujeres de los suburbios. Las botellas se desplazan a lo largo de la composición, surcan todo el espacio y se entrelazan entre los personajes de la turbia noche, de besos que inundan las gargantas por “La última Curda”. Ella le preguntaba… Después de hoy, ¿te casarás conmigo? Y él le contestaba, entre copa y copa… Mira, pebeta, después del trago final, te digo. El pintor ha retratado con una mayúscula ironía esos tiempos, sus personajes y sus historias; todo bajo una cuidadosa y estudiada línea de momentos, incorporada a la mirada del arte de hoy. MARIA TAMARA REVYTHIS (*)

 


Crítica extraída de: “El Presente del Arte Argentino. Sus referentes”. Argentine Art Today. Its Personages
Ediciones Institucionales © 2010. Buenos Aires, Argentina.
(*) María Tamara Revythis es crítica de arte, jurado internacional y Embajadora para la Paz. Nace en Grecia. Artista plástica, Pintora, Dibujante y Grabadora, Maestra Nacional de Artes Visuales. Expuso sus obras en Galerías, Museos y Centros de Arte del país y del exterior. Presentó sus trabajos en Salones Nacionales, Provinciales y Municipales, recibiendo más de veinte Premios y Menciones. Recibe el Gran Premio a Extranjeros (grabado) en el Salón Nacional de Artes Plásticas. Sus obras se encuentran en Colecciones Privadas y en Museos Nacionales. Es Jurado nacional e internacional, realiza Críticas de Arte y Presentaciones de Salones.
Miembro Fundador del Museo Fra Angélico de La Plata, Coordinadora de Artistas Plásticos Griegos y Miembro Honorario del Instituto Nacional Sanmartiniano. Recibe el Premio Estrella Académica Universal, de Obra Mundial Pro Humanidad Solidaria 2001.

 

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CRITICA de las obras abstractas de Jorge Martorell
por GRETE MAIOLI. Firenze, Italia

 

Es en la amplitud de las formas abstractas donde mejor encuentro sentido a la libertad, donde mi paz interior encuentra un mar de calma para bucear nuevos niveles de creatividad, de entusiasmo y de energía interior... sin límites en lo profundo como en lo alto del ser y estas hermosas manchas ricas de tinto me lo permiten!!! Como la existencia misma, esta incansable búsqueda gira dentro y fuera de mí, como un baile incansable, inagotable donde se fusionan todos los sentidos y lo sin sentido resulta al final, lo más valioso de la experiencia humana...
Gracias Jorge!!!

 

TEXTO CURATORIAL

 
  • Lic. María Carolina Baulo

Y brindemos, nomás, la última copa,
que tal vez también ella ahora estará
ofreciendo en algún brindis su boca
y otra boca feliz la besará.
Eche, amigo, nomás, écheme y llene
hasta el borde la copa de champán,
que mi vida se ha ido tras de aquella
que no supo mi amor nunca apreciar.

 

La última copa, Francisco Canaro - Juan Andrés Caruso

 

La obra de Jorge Martorell me resulta familiar; hay algo de mí que se refleja en una primera mirada sin filtro, algo que hace que la sienta íntima. Cuando la mirada entrenada toma la posta, empiezo a descubrir que ese “algo” tiene que ver con mi historia y mis gustos, con el tango, la nostalgia, la supremacía de la sensibilidad, el baile, las pasiones, el contacto con el otro, la pintura, el arte. No tanto el vino, y eso la hace mucho más interesante porque empiezo a reconocer en ese vino, otro de los tantos poderes que se le atribuyen; en este caso el vino es plausible de ser manipulado para pintar. Entonces mi atención queda atrapada por completo porque no sólo me encuentro con una obra que me habla en un lenguaje que conozco y entiendo desde el corazón sino que me presenta la posibilidad de experimentar en un terreno que activa el factor sorpresa, hoy por hoy muchas veces adormecido. No quiero destacar una vez más la técnica utilizada por el artista, los procesos creativos o redactar casi de memoria una trayectoria abultada – que la tiene-, quiero escribir un texto que hable de aquello que pasa frente a la obra más allá de los análisis posteriores.

El arte contemporáneo pareciera caminar de la mano de la inmediatez y donde los tiempos se aceleran buscando muchas veces una legitimación que catapulte a los artistas y sus obras como verdaderos ejemplos de aquello que se espera sea una obra contemporánea. Los recursos para lograrlo no siempre se vinculan con largos procesos de estudio, trabajo, ensayo y error, comunión con los materiales y las técnicas, profundo conocimiento del oficio y la rigurosidad que lo compromete, pero no por eso han dejado de ser obras que actualmente tienen un espacio de expresión habilitado y reconocido. En su larga historia, el arte ha presentado y representado mitos, historias y personajes, ha narrado en imágenes desde una “aparente” neutralidad, otras veces ha tomado posición política y religiosa, se ha presentado como un arma de lucha y de poder portador de un discurso universal y también nos habló y nos habla de los miles de mundos privados, individuales, caóticos y sublimes de los artistas que se ven muchas veces trascendidos por sus propias creaciones.

 

El trabajo de Jorge Martorell nos abre las puertas de un espacio que combina el poder de los colores terrosos obtenidos a partir de la manipulación de las distintas cepas de vino y del champagne, con la delicadeza de una línea con fuerte impronta, estudiada por décadas de formación y que se hace presente aun en la más absoluta abstracción de alguna de sus obras. Obras que pasan de un vago registro figurativo a la presencia de la abstracción geométrica, luego una visita homenaje por el expresionismo abstracto y sus maestros, para regresar a los espacios oníricos e indefinidos donde se suspende una figura que se sostiene por la propia fuerza de su presencia sin ninguna referencia espacio-temporal. Palabras, copas, sillas, mesas, hombres, zapatos – y mujeres ausentes-, son algunos de los elementos reconocibles en un mundo que pareciera arrancarlos de su entorno y dejarlos al desnudo expuestos para ser vistos en la plenitud de su soledad.

 

Me enriquece cuando encuentro en un artista la capacidad de transgredir hasta innovar en el empleo de los materiales, artistas que se animan a buscar un camino alternativo pero basados en la solidez que aporta el conocimiento. Jorge es dueño de una factura sutil, elegante que nos permite imaginar ese universo de café y milongas, soledades y desencuentros y hacerlos propios. Un concepto, una idea clara acompaña cada una de las obras y tiene algo para decir… pero no siempre es necesario escucharlo porque el espectador construye su propio relato. Porque como en el arte, en el tango – ¡que vaya si es un arte!- las relaciones son siempre de a dos: la obra necesita del otro para completarse y en el mundo de los pitucos, lamidos y shushetas, por presencia o por ausencia, ese otro siempre está en forma física o como un recuerdo, en un deseo, vivo, muerto, perdido o abandonado, ese otro siempre completa con su vacío o su cuerpo, la pareja de baile.

 

La obra de Jorge Martorell atrae visualmente y seduce intelectualmente; suficientes motivos para considerarlo un gran artista.

 

Lic. MARIA CAROLINA BAULO
Curadora de la muestra
Wine, Tango & Art

 

ARTISTAS PARTICIPANTES

 
ars omnibus auspician Buenos Aires Gobierno de la ciudad Ley de mecenazgo Itau Cultural Satelital Artebus