A lo largo de sus cincuenta años de trayectoria, Jacques Bedel ha sabido construir un cuerpo de obra sólido y personal.
Integrante del Grupo CAYC durante buena parte de esos años, su paso por el legendario centro experimental de Buenos Aires no interfirió un camino artístico e intelectual que es, por derecho, incuestionablemente propio.
La mirada retrospectiva permite poner en evidencia la continuidad de intereses y obsesiones que ya aparecen en sus obras tempranas y que no ha dejado de manifestarse hasta el día de hoy.